En el Libro de los Reyes del Antiguo Testamento se narra como el profeta Elías mandó que todo Israel se reuniera con él y el rey Acab en el monte Carmelo. Allí emplazó al rey Acab y a los adoradores de Baal a que prepararan un toro, lo pusieran sobre leña y pidieran a su dios que encendiera el fuego. Estos así lo hicieron, pero pasó todo el día y su dios no encendía el fuego.
Cuando estos desistieron, Elías preparó un toro, lo puso sobre leña y cogiendo 12 piedras en representación de las 12 tribus de Israel las colocó en forma de altar mientras decía: “Israel será tu nombre”. Seguidamente cavó una zanja alrededor y solicitó a los presentes que llenaran 3 cántaros y derramaran el agua sobre la leña, y así hasta tres veces. Los israelitas así lo hicieron y el agua rebosó hasta llenar la zanja de agua.
Entonces dijo Elías: ¡Oh Jehovah, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que Tú eres Dios en Israel y que yo soy tu siervo; y que por tu palabra he hecho todas estas cosas! Respóndeme, oh Jehovah; Respóndeme, para que este pueblo reconozca que Tú, oh Jehovah, eres Dios, y que Tú haces volver el Corazón de ellos”. Entonces cayó fuego de Jehovah, que consumió el toro, la leña y hasta el agua de la zanja.
Al verlo, la gente se postró diciendo: ¡Jehovah es Dios! ¡Jehovah es Dios!. Entonces Elías les dijo: ¡Prended a los profetas de Baal! ¡Que no escape ninguno de ellos! Los prendieron, y Elías los hizo descender al arroyo de Quisón, y allí los degolló.
Tras la inspiración del profeta Elías, alrededor del siglo XII, unos peregrinos que se encontraban en el monte Carmelo vieron a la Virgen María en una nube y decidieron erigir un templo en honor a la Virgen, fundando la Orden de los Carmelitas.
Primera promesa de la VirgenEl 16 de julio de 1251, la Virgen se apareció rodeada de ángeles al Superior de la Orden de los Carmelitas, San Simón Stock, entregándole un hábito marrón y el Santo Escapulario. La Virgen prometió a San Simón Stock: “El que muriere con el Escapulario no padecerá el fuego del infierno”.
Es por eso que en especial los 16 de julio elevamos una oración especial por las almas del Purgatorio y por su pronta expiación de sus culpas para poder ganar la Vida Eterna.
Segunda promesa de la Virgen
Rezaba el Papa Juan XXIII cuando se le apareció la Virgen, vestida con el hábito de los carmelitas, y le dijo: “Yo Madre de misericordia, libraré del purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de la muerte, a cuantos hubieseis vestido mi Escapulario”.
“Estrella de los Mares”
La Virgen María, como la estrella del mar, es la guía por aguas difíciles hacia el puerto seguro que es Cristo.
Cuando los mojes carmelitas debieron abandonar Tierra Santa por la invasión de los sarracenos, se encontraban cantando el Salve Regina para encomendarse a la Virgen antes de su viaje, esta se les apareció y prometió ser para ellos su “Stella Maris”, Estrella de los Mares. Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.
Los marinos españoles honran a la Estrella de los Mares con esta hermosa salve