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Isabel de Schönau

Isabel de Schönau nació en 1129 en el seno de una familia noble de Bingen (Alemania). Siendo una niña enfermiza y con una salud muy frágil, ingresó con 12 años en el monasterio benedictino de Schönau donde vivió hasta su muerte un 18 de junio de 1164 a la temprana edad de  35 años. Desde joven tuvo éxtasis, visiones y revelaciones que solían acontecer los domingos y fiestas de guardar. La joven entraba en trance y solía tener visiones y revelaciones que dictaba en latín, a pesar de conocer dicho idioma. Isabel, que fue gran amiga de la mística y visionaria Santa Hildegarda, recogió en un libro las revelaciones que le hizo Santa Úrsula de Colonia. Sus revelaciones solían tratar sobre el fin del mundo, el Juicio Final, el apocalipsis, la Asunción de María y alcanzaron gran repercusión en la época. Por este motivo, su vida no fue fácil. Además de sus graves problemas de salud, Isabel fue tratada como hereje, endemoniada y falsa profetisa; tentada y envidiada, sufrió graves depresiones que incluso le hicieron pensar en el suicidio. Fue sepultada fuera del monasterio, en la iglesia de San Florián de Schönau, donde se venera su cabeza, separada del cuerpo.

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San Antonio de Padua

San Antonio de Padua nació en Lisboa en 1195 como Fernando Martim de Bulhões e Taveira Azevedo en el seno de una familia aristocrática que le envió a estudiar a la escuela catedralicia y más tarde al monasterio de canónigos regulares de San Agustín de San Vicente de Fora, cerca de Lisboa . Ahí nació una gran vocación que no era del agrado de su familia y le presionaba para abandonar la vida monástica. Para evitar esas presiones, renunció a su herencia y se trasladó al monasterio de Santa Cruz de Coimbra. En Coimbra, se sintió atraído por el sencillo modo de vida de los franciscanos que acababan de establecerse ahí y en el verano de 1220 tomó los hábitos franciscanos cambiando el nombre de Fernando por el de Antonio. Inspirado por la llegada de los restos de los mártires franciscanos de Marrakech, embarcó a Marruecos junto a fray Felipe de Castilla dispuesto a alcanzar el martirio, pero al poco de llegar enfermó gravemente de malaria. Cuando estuvo lo suficientemente bien, volvió a embarcar para volver a Portugal a través de España, pero una fuerte tempestad arrastró el barco hasta Sicilia donde se quedó para completar su recuperación. En junio de 1221,

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Santa Alicia de Schaerbeek

Santa Alicia de Schaerbeek entró por voluntad propia en un convento cisterciense cercano a Bruselas a la edad de 7 años. Alicia pronto destacó por su humildad y su voluntad de servicio a sus hermanas, pero durante su adolescencia contrajo la lepra y tuvo que ser aislada para evitar el contagio a sus compañeras. Ella afrontó su enfermedad y el aislamiento como una forma de cercarse más al Señor, pero sentía gran sufrimiento por no poder participar de la sangre de Cristo durante la Comunión. Entonces, se le apareció Jesucristo, quien le dijo: «Donde está una parte, está el todo». El 11 de junio de 1249, día de San Bernabé, Alicia cayó gravemente enferma y recibió los Santos Óleos, pero se le reveló que estaría aún un año más sobre la tierra. Su dolor y sufrimiento fue en aumento. Quedó ciega y paralítica, con el cuerpo lleno de llagas, pero ella ofrecía su padecimiento a las ánimas del purgatorio. A medida que se acercaba su fin, recibía cada vez con mayor frecuencia, el consuelo de éxtasis y revelaciones.  Tal y como predijo, Alicia murió el 11 de junio de 1250. Siendo canonizada en 1907. Santa Alicia es la patrona de los que sufren

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Santa Margarita María Alacoque

La joven Margarita Alacoque fue la escogida por Jesús para ser la mensajera del Sagrado Corazón. Desde muy joven consagró su vida al Señor y, a pesar de sufrir grandes tentaciones y sufrimientos, siempre se mantuvo fiel a Dios y a su compromiso con Él. Margarita nació en un pueblecito francés el 22 de julio de 1647, siendo la menor de 5 hermanos. Como ella misma contó en su biografía, desde pequeña Dios le concedió que Jesucristo fuera el único dueño de su corazón y que ella le prometió ser siempre casta y pura. Pero su vida no sería fácil. Poco después de su Primera Comunión como consecuencia de una  enfermedad sufrió una parálisis durante varios años. En ese estado, decidió consagrarse a la Virgen Santísima y ofrecerle propagar su devoción. Poco después Nuestra Señora le concedió la salud. Pero a Margarita le aguardaba aún mayor sufrimiento. Aún era una niña cuando falleció su padre. Entonces su abuela materna junto con dos de sus hijas se instalaron en su casa, se apoderaron de todas las llaves y mantuvieron recluida a Margarita y su familia. Margarita no podía salir ni para ir a misa, tan solo le quedaba retirarse a un

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Santa Clotilde, reina

Santa Clotilde nació en Lyon, alrededor del año 474 cuando lo que hoy conocemos como Francia era un montón de reinos y señoríos, casi todos paganos. Santa Clotilde vivía prisionera de su tío el Rey Gundebaldo, quien había hecho asesinar a sus padres y hermanos para quedarse con su reino, hasta que  fue rescatada y desposada por Clodoveo, rey de los merovingios. Ella aceptó a pesar de que él era pagano, con la condición de que su religión le fuera respetada. Durante años intentó convertir a su marido al catolicismo, pero no tuvo éxito hasta que en el año 498 durante la batalla de Tolbiac entre los francos y los alemanes, Clodoveo viendo que iba a ser derrotado, se encomendó al Dios de Clotilde, a Aquel que nunca abandona a los suyos, prometiendo convertirse si recibía ayuda celestial. Las tornas cambiaron, las tropas de Clodoveo vencieron y él, en agradecimiento y respetando su promesa, se hizo cristiano. Tras la muerte de su marido, Santa Clotilde tuvo que sufrir las peleas de sus hijos  y el asesinato de sus hijos mayores a manos de sus tío, pero continuó honrando a Dios, realizando obras piadosas y construyendo iglesias y monasterios. Por la

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