El jueves 22 de diciembre de 2011, a las 6h 30m hora oficial peninsular, se inicia el invierno en el hemisferio Norte. Esta estación, la más corta del año desde hace algunos siglos, durará 88 días y 23 horas. La primavera se iniciará el día 20 de marzo de 2012. En la cultura celta, la festividad del solsticio de invierno recibía el nombre de Yule. El Yule designa el momento en que la rueda del año está en su momento más bajo, preparada para subir de nuevo: esto, amigos, es muy simbólico…tal vez nos encontramos en nuestro momento más bajo pero es el momento de subir, de remontar, de iniciar el cambio. La noche del 21 al 22 vamos a dar la bienvenida al solsticio de invierno. Con él, llega una nueva estación, que además de traer frío, es una estación en la que la vida parece bajar de ritmo, se hace más lenta. Si observamos la naturaleza, ésta se queda bajo mínimos, dormitando, en letargo esperando la transformación y renovación que se producirá en primavera.
Del mismo modo, el invierno, nos invita a reflexionar, a meditar y a mirar hacia dentro de nosotros mismos. Es un buen momento para parar a pensar en cómo queremos vivir la vida, cómo queremos ser y vivir, qué proyectos deseamos que salgan adelante y poner nuestra energía a trabajar en ellos. Siempre viene bien tomarse un descanso y reflexionar, adecuado para comenzar a sentar las bases de nuestra nueva vida. El solsticio de invierno tiene una energía vibratoria importante que puede ayudarnos a ver con mayor claridad, y no deja de ser un momento bonito para hacer un pequeño ritual, meditación, visualización o ritual.
Ahora es también el momento de adornar nuestro árbol de Navidad: los antiguos celtas creían que el árbol representaba un poder, y que ese poder protegía y ayudaba al árbol. Los bosques sagrados servían como templo a los germanos.
Para los galos, la encina era un árbol sagrado sobre el que los druidas, sacerdotes celtas guardianes de las tradiciones, recogían el muérdago siguiendo un rito sagrado.
Esta tradición, heredada a través de los siglos, sirvió de inspiración para el actual árbol de Navidad.