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Santa Margarita María Alacoque

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Santa_Margherita_Maria_Alacoque_DLa joven Margarita Alacoque fue la escogida por Jesús para ser la mensajera del Sagrado Corazón. Desde muy joven consagró su vida al Señor y, a pesar de sufrir grandes tentaciones y sufrimientos, siempre se mantuvo fiel a Dios y a su compromiso con Él.

Margarita nació en un pueblecito francés el 22 de julio de 1647, siendo la menor de 5 hermanos. Como ella misma contó en su biografía, desde pequeña Dios le concedió que Jesucristo fuera el único dueño de su corazón y que ella le prometió ser siempre casta y pura. Pero su vida no sería fácil.

Poco después de su Primera Comunión como consecuencia de una  enfermedad sufrió una parálisis durante varios años. En ese estado, decidió consagrarse a la Virgen Santísima y ofrecerle propagar su devoción. Poco después Nuestra Señora le concedió la salud.

Pero a Margarita le aguardaba aún mayor sufrimiento. Aún era una niña cuando falleció su padre. Entonces su abuela materna junto con dos de sus hijas se instalaron en su casa, se apoderaron de todas las llaves y mantuvieron recluida a Margarita y su familia. Margarita no podía salir ni para ir a misa, tan solo le quedaba retirarse a un rincón para rezar y llorar.  Lo que más dolía a Margarita era ver lo mal que trataban a su madre y el empeño de su familia en que tomara esposo.

El demonio con frecuencia tentaba a Margarita para que abandonara su voto de castidad diciendo que si tomaba esposo, acabaría el sufrimiento de su madre que podría trasladarse a vivir con ella en su nuevo hogar y que si tomaba el camino religioso no sería capaz de perseverar y tendría que volver a su casa con vergüenza. La tentación era grande pero se encomendó a la Virgen María y Ella alejó el engaño y la tentación. Tras dejar atrás las tentaciones del maligno, un día, después de comulgar, sintió que Jesús le decía:  «Soy lo mejor que en esta vida puedes elegir. Si te decides a dedicarte a mi servicio tendrás paz y alegría. Si te quedas en el mundo tendrás tristeza y amargura». Estas palabras convencieron a Margarita para hacerse religiosa  e ingresó en la comunidad de La Visitación, fundada por San Francisco de Sales.

En el convento, las cosas tampoco fueron fáciles. Asignaron a Margarita ser la ayudante de una hermana de fuerte carácter que se desesperaba ante la calma de la joven, además,  la superiora con frecuencia empleaba contra ella  métodos duros y violentos. Pero Margarita se mantenía fuerte y tranquila. En palabras de una de sus compañeras novicias: «Margarita dio muy buen ejemplo a las hermanas por su caridad; jamás dijo una sola palabra que pudiera molestar a alguna, y demostraba una gran paciencia al soportar las duras reprimendas y humillaciones que recibía frecuentemente».

El 27 de diciembre de 1673 mientras rezaba ante el Santísimo Sacramento del altar en recuerdo de las 3 horas que Jesús pasó rezando en el Herto de Getsemaní, se abrió el Sagrario y apareció Jesucristo con su Sagrado Corazón sobre su manto, rodeado de llamas, con una corona de espinas y una herida. Jesús señalando su corazón con la mano le dijo: «He aquí el corazón que tanto ha amado a la gente y en cambio recibe ingratitud y olvido. Tú debes procurar desagraviarme». Nuestro Señor le pidió que propagara la devoción al Corazón de Jesús porque el mundo es muy frío en amor hacia Dios y es necesario enfervorizar a las personas por este amor.

Durante 18 meses se le apareció el Corazón de Jesús todos los primeros viernes de mes, pidiendo que se celebrara la Fiesta del Sagrado Corazón cada año el Viernes de la semana siguiente a la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo (Corpus). El Corazón de Jesús le hizo a Santa Margarita unas promesas maravillosas para los que practiquen esta hermosa devoción.

«Bendeciré las casas donde sea expuesta y honrada la imagen de mi Sagrado Corazón. Daré paz a las familias. A los pecadores los volveré buenos y a los que ya son buenos los volveré santos. Asistiré en la hora de la muerte a los que me ofrezcan la comunión de los primeros Viernes para pedirme perdón por tantos pecados que se cometen»

En su humildad, Margarita le decía al Sagrado Corazón: «¿Por qué no elige a otra que sea santa, para que propague estos mensajes tan importantes? Yo soy demasiado pecadora y muy fría para amar a mi Dios». Jesús le dijo: «Te he escogido a ti que eres un abismo de miserias, para que aparezca más mi poder. Y en cuanto a tu frialdad para amar a Dios, te regalo una chispita del amor de mi Corazón». Y le envió una chispa de la llama que ardía sobre su Corazón. Desde ese día la santa empezó a sentir un gran amor hacia Dios y era tal el calor que le producía su corazón que, en pleno invierno, a varios grados bajo cero, tenía que abrir la ventana de su habitación porque sentía que se iba a quemar con tan grande llama de amor a Dios que sentía en su corazón

A pesar de todo ello, la madre superiora seguía tratando a Margarita con una dureza difícil de sobrellevar, pero Nuestro Señor le dijo: «No hagas nada sin permiso de las superioras. El demonio no tiene poder contra las que son obedientes» 

Un día, Margarita enfermó gravemente y la superiora le dijo: «Creeré que sí son ciertas las apariciones de que habla, si el Corazón de Jesús le concede la curación». Ella le pidió al Sagrado Corazón que la curara y sanó inmediatamente. Entonces la superiora creyó en la verdad de las visiones de Margarita y permitió que enviaran de capellán al convento al jesuita San Claudio de la Colombiere, quien consiguió que en la Compañía de Jesús fuera aceptada la devoción al Corazón de Jesús, que han propagado por todo el mundo.

Margarita fue nombrada Maestra de novicias, a las que enseñó la devoción al Sagrado Corazón (que consiste en imitar a Jesús en su bondad y humildad y en confiar inmensamente en Él, en ofrecer oraciones y sufrimientos y misas y comuniones para desagraviarlo, y en honrar su santa imagen)

El Corazón de Jesús le dijo: «Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí». Antes de morir obtuvo que en su comunidad se celebrara por primera vez la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. El 17 de octubre de 1690 murió llena de alegría porque podía ir a estar para siempre en el cielo al lado de su amadísimo Señor Jesús, cuyo Corazón había enseñado ella a amar tanto en este mundo. Digamos de vez en cuando las dos oraciones tan queridas para los devotos del Sagrado Corazón: «Jesús manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo».»Sagrado Corazón de Jesús. En voz confío».

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