La tradición antigua dice que Santo Tomás Apóstol fue martirizado en la India el 3 de julio del año 72.
Lo poco que conocemos del apóstol Tomás nos ha llegado del evangelio de San Juan, en el que aparece tres veces:
Tomás, dispuesto a morir por Jesús
Enterado Jesús de la enfermedad de Lázaro dijo a sus discípulos: “Volvamos de nuevo a Judea”
Ellos, temerosos, dijeron: “Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí”.
Jesús respondió: “¿No son doce las horas del día? Si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si uno anda de noche, tropieza, porque no está la luz en él.”
Entonces Tomás, llamado Dídimo, dijo a los otros discípulos: “Vayamos también nosotros a morir con él.”
Juan 11:16
Tomás pregunta por el camino del Señor Durante la Última Cena, Jesús trató de preparar a sus discípulos para su muerte y les instó a seguir su camino. Dijo Jesús a los apóstoles: «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino.» Tomás preguntó: «Señor: no sabemos a donde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» y el Señor le respondió: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.»Juan 14:15
El incrédulo Tomás Cuando apareció Jesús resucitado a sus apóstoles, Tomás no estaba con ellos. Los discípulos le dijeron: «Hemos visto al Señor». Tomás les contestó: «Si no veo en sus manos los agujeros de los clavos, y si no meto mis dedos en los agujeros sus clavos, y no meto mi mano en la herida de su constado, no creeré». Ocho días después estaban los discípulos reunidos y Tomás con ellos. Se presento Jesús y dijo a Tomás: «Acerca tu dedo: aquí tienes mis manos. Trae tu mano y métela en la herida de mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Jesús le dijo: «Has creído porque me has visto. Dichosos los que creen sin ver».Juan 20:24