Virgen de la Almudena, 9 de noviembre, patrona de Madrid
Ocultación de la imagen
En el año 712, tras la derrota de Don Rodrigo en la batalla de Guadalete, los cristianos vieron como las tropas de los infieles Muza y Tariks avanzaban por la península y trataron de proteger a sus imágenes más veneradas de los musulmanes.
Así, quedaron recogidas las palabras de uno de los sacerdotes de Madrid:«Hijos míos: Los enemigos de nuestra fe han invadido todas las ciudades, villas y aldeas de España. ¡Es inútil la resistencia! ¡Dios así lo quiere! Es preciso que acatemos su santa voluntad, pidiendo de rodillas perdón por nuestras culpas. El que se encuentre con fuerzas para pelear, que pelee hasta morir en defensa de nuestra sacrosanta religión. Y aquel que sobreviva al duro combate, en el que sin duda seremos vencidos, que corra hacia las montañas donde se reúnen las huestes de los soldados de la Cruz, al mando de don Pelayo, para hostigar cuanto puedan a los invasores y trabajar por la libertad de la Patria.
Muza está en Toledo; conquistada esta ciudad, pronto el infiel caudillo se hallará delante de nuestros muros; antes de que esto suceda, antes de que Madrid caiga en sus manos, es preciso que pensemos en salvar los objetos que nos son más queridos. La Virgen Santísima, a quien tanto veneramos, que siempre ha sido nuestra abogada y protectora, que siempre ha oído clemente nuestras preces, no ha de caer en manos de nuestros enemigos, no hemos de permitir que su preciosa imagen sea profanada por los infieles.Ocultémosla, mientras peleamos contra ellos, en el cubo de esta muralla contigua a este santo templo. Si vencemos, todos sabemos dónde la hallaremos para darle gracias por la victoria, y si, por desgracia, somos vencidos, líbrese, oculta en la muralla, del furor de los mahometanos».
La imagen de la Santísima Virgen María fue escondida en las murallas de la ciudad, donde permaneció oculta en un nicho que tapiaron para su protección. Recuperación de la imagen En 1085, Alfonso VI de Castilla reconquista Madrid y dispone la purificación de la iglesia que había albergado la imagen y que se proceda a su búsqueda. Se ordena una rogativa de nueve días, seguida de una solemne procesión encabezada por don Alfonso VI de Castilla, el rey don Sancho de Aragón y de Navarra, el infante don Fernando y el Cid Campeador, don Rodrigo Díaz de Vivar. Al pasar la procesión por la Cuesta de la Vega la parte de la muralla que ocultaba la imagen de la Virgen se derrumbó, permitiendo que ser encontrada aun flanqueada por las dos velas que la iluminaban. Era el 9 de noviembre, fecha en la que desde entonces, se honra a la Patrona de Madrid.
