San Jorge de Capadocia

Festividad: 23 de abril Podemos pedir a  San Jorge que se nos haga justicia, que nos proteja de los enemigos y de las envidias. Velas de color verde, rojo y blanco. Vida de San Jorge de Capadocia San Jorge fue un soldado romano de la región de Capadocia en la época de la persecución cristiana del emperador Diocleciano que mandó destruir todos los templos cristianos y la destitución de los cargos públicos de quienes siguieran la doctrina de Cristo. San Jorge repartió sus bienes entre los pobres y se dispuso a proteger a los perseguidos, proclamando ante el emperador su calidad de cristiano. Diocleciano intentó convertir a Jorge prometiéndole grandes prebendas si abjuraba de su fe, pero éste se mantuvo firme y proclamó que su religión era la única y verdadera. Ante esto, el emperador le sometió al martirio: azotes, garfios de hierro, baños en cal viva… pero San Jorge lo sufrió sin emitir ni una sola queja y sus heridas fueron curadas milagrosamente. Entonces, el emperador decretó que fuera atado a un caballo, arrastrado por toda la ciudad y decapitado. Santo Patrono San Jorge es un santo protector y adalid de la justicia. Patrono de numerosas ciudades y regiones pero también de profesiones como:  agricultores, soldados, arqueros, prisioneros, herreros y scouts. Se le invoca para pedir justicia y protección, así como contra las enfermedades de la piel, la peste, la lepra, y el mal de ojo Oración de protección a San Jorge Andaré vestido y armado con las armas de San Jorge para que mis enemigos, teniendo pies no me alcancen, teniendo manos no me atrapen, teniendo ojos no me vean y ni con el pensamiento ellos puedan hacerme mal. Armas de fuego mi cuerpo no alcanzarán, cuchillos y lanzas se quiebren sin mi cuerpo tocar, cuerdas y corrientes se rompan sin mi cuerpo atar. Jesucristo, me proteja y defienda con el poder de su Santa y Divina gracia, Virgen de Nazaret, me cubra con su manto sagrado y divino, protegiéndome en todos mis dolores y aflicciones, y Dios, con su divina misericordia y gran poder, sea mi defensor contra las maldades o persecuciones de mis enemigos Glorioso San Jorge, en nombre de Dios, extiéndeme tu escudo y tus poderosas armas, defendiéndome con tu fuerza y con tu grandeza, y que debajo de ti, mis enemigos queden humildes y sumisos a ti. Así sea con el poder de Dios, de Jesús y del Divino Espíritu Santo Novena a San Jorge 

Primer día San Jorge, tú que representas el valor y la fuerza de la fe, te invoco para que no me permitas desfallecer ante las dificultades y tentaciones que me acechan. Amén.

Segundo día San Jorge te veo representado sobre un caballo, combatiendo al dragón que representa el mal. Ayúdame! dándome el coraje para enfrentar con valor todas las adversidades. Amén.

Tercer día San Jorge, sé que Dios me ama profundamente, no permitas que pueda ofenderle. ¡ Cuida de mí! y atiende mis súplicas. Amén.

Cuarto día San Jorge, tu actitud valiente de no acatar una orden que va en contra de tus creencias, evidencia el poder de tus convicciones cristianas, ayúdame a imitar tus virtudes para así agradar más a Dios. Amén.

Quinto día San Jorge, tu lucha con el dragón es la lucha diaria que enfrentamos contra el mal. Dame la fuerza suficiente para salir victorioso de todas nuestras adversidades. Amén.

Sexto día San Jorge, pido tu protección, para fortalecer mi fe. Que las dudas y tentaciones no me aparten del camino de Dios, te lo pido por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Séptimo día Glorioso San Jorge, tú no permitiste que el miedo y el sufrimiento te hicieran perder de vista la recompensa en el cielo. Ayúdame, para que imitando tus virtudes sepa también perseverar en conseguir los bienes celestiales. Amén

Octavo día San Jorge, durante tu martirio muchos se convirtieron a la fe cristiana, ilumina mi camino para resultar vencedor en la batalla contra el mal y así poder ganar como tú, almas piadosas para nuestro padre celestial. Amén.

Noveno día San Jorge, heroico batallador contra el mal, ten piedad de mí, líbrame de todo mal, presérvame de los embates del demonio, y condúceme bajo tu amparo a la patria celestial, por Jesucristo, Dios y Señor Nuestro. Amén.