El muchacho que no sabía nadar: El joven Plácido cayó en un profundo lago y se estaba ahogando. San Benito mandó a su discípulo preferido Mauro: «Láncese al agua y sálvelo». Mauro se lanzó enseguida y logró sacarlo sano y salvo hasta la orilla. Y al salir del profundo lago se acordó de que había logrado atravesar esas aguas sin saber nadar. La obediencia al santo le había permitido hacer aquel salvamento milagroso.
La piedra que no se movía: Estaban sus religiosos constructores tratando de quitar una inmensa piedra, pero esta no se dejaba ni siquiera mover un centímetro. Entonces el santo le envió una bendición, y enseguida la pudieron remover de allí como si no pesara nada.
El edificio que se cae: Estando construyendo el monasterio, se vino abajo una enorme pared y sepultó a uno de los discípulos de San Benito. Este se puso a rezar y mandó a los otros monjes que removieran los escombros, y debajo de todo apareció el monje sepultado, sano y sin heridas, como si hubiera simplemente despertado de un sueño.
Panes que se multiplican: Hubo una gran escasez en esa región y San Benito mandó repartir entre los pobres todo el pan que había en el convento. Solamente dejó cinco panes, y los monjes eran muchos. Al verlos aterrados ante esa acción de caridad, les dijo: “Ya verán que el Señor nos devolverá con la misma generosidad con la que hemos repartido”. A la mañana siguiente, llegaron a las puertas del monasterio 200 bultos de harina, y nunca se supo quién los envió.
El disfrazado: El terrible rey de los hunos Totila, pagano, estaba invadiendo Italia, y oyó ponderar la santidad del monje. Entonces mandó al jefe de su guardia que se vistiera de rey y fuera con los ministros, a presentarse ante el santo, como si él fuera Totila. San Benito, apenas lo vio le dijo: “Quítate esos vestidos de rey, que no son los tuyos”. El otro volvió a contarle al rey lo sucedido y éste se fue a visitarlo con gran respeto. El venerable anciano le anunció que lograría apoderarse de Roma y de Sicilia, pero que poco después de llegar a esa isla moriría. Y así le sucedió a Totila, tal cual.
Muertes anunciadas:Muerte del obispo de Cápua: Un día exclamó: «Se murió mi amigo el obispo de Cápua, porque vi que subía al cielo un bello globo luminoso». Al día siguiente vinieron a traer la noticia de la muerte del obispo.
Muerte de su hermana melliza, Santa Escolástica: Otro día vio que salía volando hacia el cielo una blanquísima paloma y exclamó: «Seguramente se murió mi hermana Escolástica». Los monjes fueron a averiguar, y sí, en efecto acababa de morir tan santa mujer.
Su propia muerte: Él, que había anunciado la muerte de otros, supo también que se aproximaba su propia muerte y mandó a unos religiosos que excavaran en el suelo su sepultura. Tardaron seis días haciéndola, y apenas la terminaron, empezó él a sentir altísimas fiebres, y poco después murió.
Medalla de San Benito La medalla jubilar de San Benito está reconocida por la iglesia como un sacramental con gran poder de exorcismo y que concede indulgencias a quienes cumplan los requisitos establecidos. Se trata de una exaltación del amor a Cristo que aleja el mal por medio de la Fe. En el anverso aparece San Benito con la Cruz en una mano y el libro de las Reglas en la otra, con la oración: «A la hora de nuestra muerte seamos protegidos por su presencia». (Oración de la Buena Muerte). El reverso muestra la Cruz de San Benito con las letras: C.S.P.B.: «Santa Cruz del Padre Benito» C.S.S.M.L. : «La santa Cruz sea mi luz» (crucero vertical de la cruz) N.D.S.M.D.: «y que el Dragón no sea mi guía.» (crucero horizontal) En círculo, comenzando por arriba hacia la derecha: V.R.S. «Abajo contigo Satanás» N.S.M.V. «para de atraerme con tus mentiras» S.M.Q.L. «Venenosa es tu carnada» I.V.B. «Trágatela tu mismo». PAX «Paz»El 12 de marzo de 1742, el Papa Benedicto XIV otorgó indulgencia plenaria a la medalla de San Benito si la persona se confiesa, recibe la Eucaristía, ora por el Santo Padre en las grandes fiestas (Navidad, Epifanía, Pascual de Resurrección, Ascensión, Pentecostés, la Santísima Trinidad, Corpus Christi, la Asunción, la Inmaculada Concepción, el nacimiento de María, todos los Santos y la fuesta de San Benito) y durante esa semana reza el santo rosario, visita a los enfermos, ayuda a los pobres, enseña la Fe Cristiana o participa en la Santa Misa.
Además, quienes lleven la medalla de San Benito a la hora de la muerte serán protegidos si se encomiendan al Padre, se confiesan y reciben la comunión o al menos invocan el nombre de Jesús con profundo arrepentimiento. Los que porten la medalla pueden obtener también las siguientes indulgencias parciales:- 200 días de indulgencia, si uno visita una semana a los enfermos o visita la Iglesia o enseña a los niños la Fe.
- 7 años de indulgencia , si uno celebra la Misa o esta presente y ora por el bienestar de los cristianos, o reza por sus gobernantes.
- 7 años si uno acompaña a los enfermos en el día de todos los Santos.
- 100 días si uno hace una oración antes de la Santa Misa o antes de recibir la sagrada Comunión.
- Cualquiera que por cuenta propia por su consejo o ejemplo convierta a un pecador, obtiene la remisión de la tercera parte de sus pecados.
- Cualquiera que el Jueves Santo o el día de Resurrección, después de una buena confesión y de recibir la Eucaristía, rece por la exaltación de la Iglesia, por las necesidades del Santo Padre, ganará las indulgencias que necesita.
- Cualquiera que rece por la exaltación de la Orden Benedictina, recibirá una porción de todas la buenas obras que realiza esta Orden.