Nuestra Señora de las Nieves, la Virgen Blanca, 5 de agosto
Protectora de Roma y Auxilio del pueblo romano.
Historia de la advocación
En tiempos del Papa San Liberio (siglo IV), vivió en Roma un patriarca llamado Juan, hombre de gran fortuna y piedad que repartía junto con su esposa numerosas limosnas entre los necesitados. Al no haber tenido descendencia y siendo ya mayores, rogaron a la Virgen les iluminara sobre el destino de su gran fortuna.
La noche del 4 de agosto, se les apareció la Virgen indicando que construyeran en su nombre un templo en el monte Esquilino, en el lugar que ella señalaría. La mañana siguiente, el matrimonio al ver que dicho monte había aparecido nevado, acudió a relatar el milagro al Papa. El Papa Liberio, que había tenido la misma visión que el matrimonio, acudió con ellos al monte, donde pudieron comprobar como había nevado en una parte del mismo y allí mismo decidieron erigir un templo en honor de la Virgen.
Para honrar dicho templo, el Papa Liberio buscó una imagen de la Virgen que fuera digna de dicho milagro y donó la tabla Madonna, Nuestra Señora y el Niño, pintada por San Lucas y llevada a Roma por Santa Helena.
En el año 434, el Papa Sixto III reconstruyó la iglesia, que pasó a denominarse Basílica de Santa María la Mayor.
Milagros de la Virgen
Los milagros logrados mediante la intercesión de esta advocación mariana son tan numerosos, que tan solo citaré algunos de los más relevantes.
Roma
Durante el pontificado de San Gregorio el Grande, una terrible peste solaba la ciudad de Roma por lo que ordenó que se celebrara una procesión penitencial desde Santa María la Mayor, en la que él mismo llevaba una estatua de la Virgen. Durante la procesión fallecieron casi un centenar de personas, pero todos continuaron con sus oraciones.
Al llegar al puente que cruza el río Tiber, se oyeron a los ángeles cantar desde el cielo y sobre el castillo, llamado hoy en día de San Angelo en honor de este hecho, se apareció el arcángel San Miguel. El arcángel envaino su espada y la peste cesó.
Sierra Nevada (Granada)
El 5 de agosto de 1717 el sacerdote Martín de Mérida y su asistente Martín Soto, se perdieron en el puerto de la Carihuela, también conocido como Collado del Veleta, al ser sorprendidos por una tormenta de nieve. Al ver el peligro que corrían, ambos rezaban con gran fervor cuando se les apareció la Virgen María con su Hijo en brazos, aplacó la tormenta y les indicó el camino a seguir.
